Es muy común que pensemos que la actividad física y el ejercicio físico son lo mismo, sin embargo, hoy te vengo a contar que estos dos conceptos son totalmente diferentes, e incluso puede que conocer sus verdaderas definiciones pueda ayudarte a aumentar tu gasto calórico diario.
Es importante que tengas claro que el gasto calórico por actividad física no es para nada igual al gasto calórico por ejercicio físico y seguramente te sorprendas al saber que el gasto calórico por actividad física puede llegar a ser mucho más alto que el gasto calórico por ejercicio físico. Pero, ¿en qué se diferencian cada uno de ellos y a que me refiero exactamente cuando hablo de ellos?
Pues bien, el gasto calórico por actividad física se corresponde a la energía que nuestro cuerpo consume a partir de las actividades cotidianas que vamos realizando a lo largo del día como: limpiar la casa, subir y bajar escaleras, caminar de un lado a otro, tener un trabajo que requiera cierto esfuerzo físico… Esto es lo que comúnmente se conoce como NEAT (de sus siglas en inglés: Non exercise activity termogenesis).
Mientras que el gasto calórico por ejercicio físico se corresponde a la energía que nuestro cuerpo consume a partir del ejercicio físico programado como, por ejemplo: un entrenamiento de pesas, ir a una clase de yoga, salir a correr, montar en bici…
En la siguiente imagen te muestro qué porcentaje de nuestro gasto calórico diario ocupan cada uno los factores que intervienen en él:
La parte en rojo se corresponde con nuestro metabolismo basal, es decir, con la energía que nuestro cuerpo necesita para mantenernos vivos y cumplir con todas sus funciones estando nosotros en estado de reposo. Como ves es la parte que más espacio ocupa y, por lo tanto, la que mayor gasto energético supone.
La parte amarilla se corresponde con la termogénesis de los alimentos, es decir, con la energía empleada para producir la digestión y la absorción de los diferentes alimentos, siendo las proteínas el macronutriente que mayor efecto termogénico tenga. Como ves este apartado no tiene una gran relevancia en nuestro gasto metabólico total ya que tan solo ocupa el 10% del mismo.
En tercer lugar nos encontramos con el NEAT que se corresponde, como hemos visto anteriormente, con la energía utilizada para realizar las diferentes actividades del día a día. Este puede llegar a ocupar hasta un 25-30% del gasto calórico total.
Y, por último, nos encontramos con el ejercicio físico. Como puedes observar este ocupa incluso menos de la mitad del NEAT, así que aunque lo des todo entrenando en el gimnasio o en tu clase de pilates, con él nunca podrás llegar a quemar la misma cantidad de calorías que podrías quemar a lo largo de todo un día siendo activo.
Tal vez si eres una persona que va al gimnasio 3-4 veces por semana, siempre hayas pensado que eres una persona activa, pero, si a parte de las horas que estás en el gimnasio tienes un trabajo de oficina, te pasas el día sentado, vas a todos lados en coche, y tu principal hobby es ver Netflix, siento decirte que eres una persona sedentaria que realiza ejercicio físico 3-4 veces por semana.
Normalmente solemos sobrestimar la energía gastadas durante la práctica de una sesión de ejercicio físico, cuando esta, en las versiones más intensas no sobrepasa las 600-700 kcal, mientras que por el contrario solemos infraestimar la energía gastadas por actividad física a lo largo de un día. Una persona con un trabajo activo como camareros/as, obreros/as, agricultores/as, dependientes o limpiadores/as que pasen al menos 8 horas de un lado para otro pueden llegar a aumentar su gasto calórico en mucho más de 1000 kcal diarias.
Un buen truco para aumentar tu gasto por actividad física en el caso de que seas una persona que por motivos de trabajo o estudios deba pasar la mayor parte de su día sentado/a es empezar a realizar los famosos 10.000 pasos diarios. Actualmente con las tecnologías de las que disponemos tenemos la capacidad de contabilizar los pasos que damos a lo largo del día y saberlo nos puede dar una idea como de lejos nos encontramos habitualmente de llegar a esos 10.000 pasos. Posiblemente, si te fijas, no llegues ni a los 5.000 pasos diarios, por lo que empezar a salir a dar un paseo, ir al trabajo andando, aparcar el coche más lejos de tu destino… tal vez sean tus mejores aliados tanto a la hora de perder grasa corporal como a la hora de mejorar tu salud cardiovascular.
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