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Foto del escritorSilvia Baños

Fructosa como endulzante artificial

La fructosa es un tipo de azúcar que podemos encontrar de forma natural en las frutas. Sin embargo, la industria alimentaria lo utiliza también para endulzar multitud de productos alimenticios que para nada tienen que ver con las frutas, como chocolatinas, galletas, bollería industrial, helados…


Para entender un poco mejor qué es esto de la fructosa, primero vamos a hablar del famoso azúcar de mesa. El que podemos encontrar en los supermercados y que se suele utilizar para endulzar, por ejemplo, una taza de café. Este azúcar de mesa está compuesto por una molécula de glucosa y otra de fructosa (sacarosa), y se consigue extrayéndolo de las cañas de azúcar o de la remolacha. Así la fructosa sería el mismo azúcar de mesa pero sin esa molécula de glucosa. En definitiva, otro tipo de azúcar, pero azúcar igualmente.


Este tipo de azúcar, la fructosa, no solo se añade a la bollería industrial en general, sino que además también se suele utilizar en multitud de productos destinados a diabéticos. Los diabéticos tipo I, son personas que nacen sin la capacidad de producir insulina, la hormona encargada de absorber y utilizar la glucosa en forma de energía, por lo que se la deben administrar ellos mismos. Así, la industria alimentaria, siendo consciente de esto, decide utilizar la fructosa (azúcar sin glucosa), para endulzar multitud de productos y que las personas diabéticas los puedan consumir sin necesitar insulina. Así, a simple vista, parece una genialidad, la verdad. Sin embargo, lo que no nos cuentan es el efecto que la fructosa consumida en exceso tiene para nuestra salud. Así que yo vengo a contártelo:


La fructosa, a diferencia de la glucosa, no necesita de insulina para poder ser absorbida por nuestro organismo, sino que es el hígado el encargado de metabolizarla y convertirla en energía o almacenarla en forma de grasa cuando esa energía aún no sea necesaria. Sin embargo, el hígado tiene una capacidad limitada para almacenar esta energía proveniente de la fructosa en forma de grasa, por lo que ingestas abundantes de ella acaban provocando lo que se conoce como hígado graso no alcohólico, una patología de la que no se suele hablar, pero que empeora gravemente la salud de las personas.


El consumo de fructosa proveniente de frutas nunca llegará a ser tan alto como para provocar que las reservas de nuestro hígado colapsen, ya que la fruta contiene muchos otras cosas a parte de fructosa como agua y fibra. Sin embargo, el abuso de bollería industrial sí que puede provocarlo.


Además, me gustaría recalcar que existen muchos productos destinados a diabéticos tipo I que se venden como productos sin azúcar cuando esto no es así. Los productos endulzados con fructosa sí llevan azúcar. La fructosa, como ya he dicho, es otro tipo de azúcar.


Obviamente un consumo esporádico de productos endulzados artificialmente con fructosa no va a tener ningún impacto negativo en nuestra salud, pero un consumo habitual sí.


Así, me gustaría recomendaros endulzar los dulces que hagáis con fruta, ya que esta lleva fructosa y le dará un sabor muy bueno y dulce a las recetas que hagáis. Además, como he dicho antes, la fruta no solo lleva fructosa, sino que también lleva agua, fibra y una gran cantidad de vitaminas y minerales y su consumo nunca llegará a suponer un alto consumo de fructosa. Por supuesto, la mejor opción siempre será añadir la fruta entera a cualquiera de las recetas que hagamos y no solo el zumo de la fruta, como ya expliqué en la publicación de “¿Sabías que los zumos exprimidos no son una opción saludable?”, que si no has leído ya, te invito a que leas.

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