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Foto del escritorSilvia Baños

Alimentarse en la actualidad

Actualizado: 10 dic 2020

A lo largo de los últimos años y cada vez más, la preocupación por nuestra imagen corporal es uno de los factores más influyentes a la hora de condicionar nuestras elecciones alimentarias. A pesar de que esta relación ha existido siempre, nunca había sido tan estrecha como lo es en la actualidad (Cáceres Nevot et al., 2005). Esta preocupación afecta a todo tipo de personas promovidas por el deseo de parecerse al canon de belleza actual y crea la necesidad de adelgazar a toda costa, de forma rápida y sencilla (Bazán et al., 2015).


Una de las técnicas más empleadas para perder peso de forma rápida y sencilla es el empleo de dietas totalmente aleatorias conocidas como “dietas milagro”, las cuales comprometen la calidad de vida de quien las emplea sin ser siquiera conscientes de ello. Además, rara es la vez que se asocia “dieta” con alimentación incorrecta, ya que más bien, se considera que una alimentación es incorrecta cuando los ingredientes que la conforman son poco saludables y no cuando la cantidad de comida que se ingiere es baja. Normalmente, aunque una dieta contenga pocas kilocalorías (kcal) o poca variedad de alimentos, si estos alimentos son “saludables” o más bien, bajos en kcal, como pueden ser frutas o verduras, la dieta es automáticamente considerada como saludable, por lo que no se tiene en consideración que el dejar de realizar esa “dieta” pueda ser más favorecedor para la salud que el empleo de la misma (Cáceres Nevot et al., 2005).


Este tipo de conductas y la preocupación por la imagen corporal provocada por el ideal de delgadez actual, suponen un grave problema para la salud de las mujeres, además de ser un factor desencadenante en el inicio de los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) (Bazán et al., 2015). Actualmente, en las sociedades desarrolladas y occidentales los TCA se encuentran en el tercer puesto de enfermedades crónicas entre la población femenina adolescente y juvenil, no solo por la gran abundancia de casos nuevos, sino también por su gravedad y por la alta resistencia al tratamiento (Cáceres et al., 2008).


Otro gran problema relacionado con la alimentación en la actualidad, es la sobrealimentación, siendo éste el principal factor desencadenante tanto del sobrepeso y la obesidad, como de las enfermedades cardiovasculares (ECV). La alimentación y los hábitos de vida saludables son un tema que está teniendo un gran impacto social en la actualidad, debido, no solo a la creciente preocupación por la imagen corporal (Cáceres Nevot et al., 2005), como se ha comentado anteriormente, sino también al gran aumento de la población con sobrepeso u obesidad y/o con ECV (Gómez, 2011).


Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en todo el mundo y se calcula que en 2015 murieron 17.7 millones de personas por esta causa. Además, más de tres cuartas partes de las defunciones por ECV se producen en los países de ingresos bajos y medios.


La obesidad infantil en el principal factor de riesgo para el desarrollo de ECV y la disminución de la esperanza de vida en el adulto (Duelo et al., 2009). En España, según el estudio epidemiológico enKid (1998-2000) realizado a una muestra de 3.534 niños y jóvenes de entre 2 y 24 años, la prevalencia de obesidad y sobrepeso en España se encontraba en 13.9% y 12.4% respectivamente. La prevalencia tanto de obesidad como de sobrepeso fue mayor en hombres que en mujeres y más frecuente entre los 6 y los 13 años de edad, en entornos socioeconómicos bajos y con un pobre nivel educativo (Serra-Majem et al., 2004).

Esta falta de conocimientos y de recursos, junto al hecho de que las ECV pueden prevenirse si se actúa sobre los factores de riesgo como son las dietas inadecuadas, la obesidad o el sedentarismo, ha provocado que una gran parte de la población, al no disponer de suficientes recursos económicos para acudir a un profesional, acuda a Internet en busca de ayuda para mejorar sus hábitos alimentarios y su calidad de vida (Hernández, 2013). Sin embargo, este método no es en la mayoría de los casos el más acertado.


A pesar de que las redes sociales son una buena herramienta de promoción de la salud y pueden llegar a estimular actitudes y conocimientos que faciliten la adquisición de hábitos de vida saludables (Menéndez et al., 2010, Jiménez, 2015), puede ocurrir que mucha de esa información ofrecida y relacionada con ámbitos de la salud y de la alimentación sea de dudosa calidad. Por esta razón es muy importante que cuando trabajemos con información sacada de Internet, se contraste con otros documentos o con el criterio de algún profesional (Belloch, 2012; Hernández, 2013; Serrano Falcón, 2013).


El problema de esto viene cuando la población, preocupada por su forma física o su calidad de vida, acude a Internet en busca de ayuda para perder peso, mejorar sus hábitos alimentarios y llevar una vida más “saludable” y, sin embargo, la respuesta que obtienen muchas veces no es la adecuada y acaban creyendo mitos y mentiras sobre alimentación, además de muchas veces, empezar e a seguir dietas estrictas, conocidas popularmente como “dietas milagro”, con las cuales solo se consigue bajar de peso de manera fácil y rápida, pero para nada saludable e imposible de mantener en el tiempo.(González-Soltero et al., 2015).


Así, mi objetivo como nutricionista es ayudar a todo aquel que quiera mejorar sus hábitos alimentarios de forma segura a través de conocimientos contrastados científicamente y con tratamientos y planes nutricionales totalmente adaptados a tus necesidades. También me gustaría desmontar mitos que aun siguen siendo creídos por muchas personas y que pueden poner en peligro tanto su salud física, al rechazar algunos grupos de alimentos totalmente necesarios por nuestro cuerpo; como su salud mental al crear obsesiones con la comida que pueden derivar en algún Trastorno de la Conducta Alimentaria. Por último, también me gustaría enseñarte a desenmascarar las mentiras que la industria alimentaria nos hace creer cada día para aumentar sus ventas y que ponen en riesgo nuestra salud a través del aprendizaje de la lectura de las etiquetas nutricionales y la identificación de las "declaraciones nutricionales", que únicamente hacen la función de publicidad.

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