top of page
Foto del escritorSilvia Baños

Aprende a fijar tus propios objetivos

Son muchas las personas que veo en mi día a día a las que de repente les entra una motivación enorme por mejorar sus hábitos o para cambiar algún aspecto de sus vidas. Y, casualmente, estas mismas personas son las que acaban tirando la toalla muy pronto ya que la motivación que les movió al principio desaparece muy rápido. Pero, ¿a qué se debe esto? ¿Por qué la motivación en estas personas desaparece tan rápido?


La mala fijación de los objetivos consiste en proponernos objetivos irreales y totalmente alejados de nuestras capacidades y posibilidades siendo esta la principal causa de abandono en la realización de un cambio. Si estableces objetivos poco realistas, plazos de tiempo irracionales, o cualquier otro detalle que no sea correcto para ayudarte a avanzar, no obtendrás resultados y la falta de resultados es el mayor motivo por el que las personas se desmotivan y se rinden.


Seguro que alguna vez has visto a alguien o incluso tú mismo/a has sido ese alguien, que siendo una persona totalmente sedentaria, decide empezar a practicar actividad física y para ello, decide buscar en Internet vídeos de rutinas de ejercicios. Al realizar esta búsqueda esta persona encuentra vídeos que van desde una hora de entrenamiento hasta 5 minutos, siendo, por supuesto, los vídeos más cortos de una intensidad mucho más alta que los vídeos largos. Y ¿qué vídeo creéis que escogerá esta persona? Pues efectivamente el vídeo más corto que encuentre. Esto se debe a que normalmente se quieren obtener los resultados de la forma más rápida posible y sin esfuerzo y, por lo tanto, cuanto más corto sea el vídeo “menos tiempo de sufrimiento y antes se notarán los resultados”.


Sin embargo, mucho más lejos de la realidad, esto no es lo que ocurre realmente. Normalmente lo que ocurre en el 99% de los casos es que la persona, al no estar acostumbrada a realizar actividad física, no dure ni un minuto realizando los ejercicios de ese vídeo. Esto provocará a su vez que esta persona se sienta inútil e incapaz de conseguir lo que se había propuesto y eliminando por completo esa motivación del principio. Por supuesto ni hablar ya de volver a intentarlo en alguna otra ocasión. Esto es algo totalmente normal, puesto que el objetivo de esta persona era irreal y estaba totalmente alejado y fuera de sus capacidades.


Esto es aplicable a cualquier objetivo que nos propongamos en esta vida. Para que lo entiendas mejor te pondré otro ejemplo: Imagina que eres fumador desde hace más de 20 años y que sueles fumarte alrededor de una cajetilla de cigarrillos al día. Un día, totalmente motivado, decides dejar de fumar para siempre y tiras la cajetilla de tabaco entera y te propones no volver a fumarte un cigarrillo nunca. Tu objetivo está claro: NO VOLVER A FUMAR NUNCA.


Pues bien, tal vez al principio funcione, tal vez puedas llegar a aguantar unas semanas e incluso unos meses sin fumarte ni un solo cigarrillo, pero llegará un día en el que por cualquier motivo tengas la retaguardia baja y acabes cayendo en la tentación de fumarte un cigarrillo. ¿Qué crees que pasará entonces? ¿Crees que serás capaz de fumarte solo uno y volver al hábito que te habías creado o crees que decidirás tirar la toalla por completo?


Se ha demostrado que la mayoría de las personas que se encuentran en esta situación deciden tirar la toalla justificándose en que no pueden aguantarlo más o en que “ya que me he fumado uno, da igual lo que fume, total, ya he incumplido mi promesa”. Esto es un grave error que la mayoría de personas cometen cuando se proponen algo, y es que cualquier buen acto es mejor que no hacer nada. Es decir, fumarte un cigarrillo en un momento puntual de tu vida por cualquier motivo no es para nada equiparable a fumarte 20 cigarrillos al día. Incluso fumarte 10 al día es mejor que fumarte 20. Cualquier pequeño cambio es importante y te estará ayudando a mejorar tu salud, pero si no haces nada porque piensas que la salud se trata de un “todo o nada” y tú no eres capaz de conseguirlo todo te estarás equivocando y rindiendo antes siquiera de intentarlo.


Otro ejemplo para que entiendas bien este concepto de la mala fijación de tus objetivos puede verse reflejado en personas que habitualmente llevan una mala alimentación y, de repente, de un día para otro, súper motivadas, deciden cambiar completamente su alimentación dejando de consumir todos esos alimentos poco saludables que llevan consumiendo diariamente durante años. ¿Qué crees que pasará en estos casos? Pues efectivamente algo muy parecido que con el caso anterior. Posiblemente la mayor parte de personas que se propongan esto conseguirán llevarlo a cabo durante unas semanas, pero llegará un día en el que por cualquier motivo, al igual que en el caso anterior, tengan la retaguardia baja y acaben cayendo en la tentación de comer algún alimento “prohibido”. En ese momento lo más probable es que estas personas no se coman ese alimento y ya, sino que posiblemente pensarán “de perdidos al río” y acaben pegándose un atracón y tirando la toalla por completo.


Estos son claros ejemplos de lo que significa “establecer una mala fijación de objetivos a la hora de conseguir un cambio en nuestra vida”. La realidad es que nadie ha cambiado sus hábitos ni su vida de un día para otro, y pensar que tú puedes hacerlo es totalmente irreal y lo único que conseguirás con ello será frustración y desmotivación.


No más lejos de la realidad, la forma más efectiva de realizar un cambio en cualquiera de tus hábitos o, de conseguir cualquier objetivo en la vida es hacerlo poco a poco. Debemos identificar qué somos capaces de hacer a corto plazo, es decir, hoy o mañana, y establecer objetivos fáciles y realistas que sepamos que vamos a ser capaces de realizar con éxito. Esto nos ayudará a darnos cuenta de que somos capaces de lograr aquello que nos proponemos y, a su vez, reforzará nuestra motivación por seguir cumpliendo nuevos objetivos.


Por ejemplo, en el caso de la realización de actividad física, la mejor idea es empezar realizando rutinas fáciles, de muy baja intensidad y de media o larga duración. De esta manera conseguiremos darnos cuenta de que sí que somos capaces de conseguir lo que nos propongamos y, a la vez, estaremos mejorando nuestra forma física haciendo posible que el día de mañana podamos ser capaces de realizar rutinas más difíciles.


En el caso de dejar de fumar, la mejor opción es empezar a reducir tu consumo poco a poco estableciendo objetivos que sepas que puedes llevar a cabo con facilidad y, que por tanto cumplirás, como por ejemplo, reducir el consumo de 20 a 10 cigarrillos al día. Incluso puede haber días en los que decidas fumar mucho menos de lo que tenías planeado, pero también habrá días en los que quieras fumar más. No te preocupes, esto es algo totalmente normal y que debes tener en cuenta. Así, cuando “te pases” no te sentirás mal ya que entenderás que esto forma parte del proceso y los días siguientes seguirás cumpliendo con los objetivos previstos.


Y, por último, para realizar un cambio en la forma en la que te alimentas ocurre lo mismo. La mejor opción es ir introduciendo en tu día a día pequeños cambios realistas que sepas que vas a ser capaz de cumplir como empezar a consumir 2 piezas de fruta al día, cambiar las bebidas azucaradas por bebidas zero, reducir a la mitad el azúcar que le echas al café o a las infusiones… Cualquier pequeño cambio que seas capaz de realizar te estará ayudando enormemente a cambiar tus hábitos alimentarios ya que estará reforzando la motivación y la confianza que tienes en ti mismo/a y sentirás que eres capaz de lograr cualquier cosa que te propongas.


Recuerda que uno de los principales problemas de nuestra sociedad es la fijación de metas irreales, complicadas y que están totalmente fuera de nuestras capacidades. Darte cuenta de que te está ocurriendo esto es el primer paso para conseguir los objetivos que tanto ansías conseguir.

2 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


Publicar: Blog2_Post
bottom of page