Las dietas restrictivas se caracterizan por un consumo muy bajo de calorías con la única finalidad de bajar de peso. Como ya sabréis, este tipo de dietas suelen provocar el famoso efecto rebote del que ya hablamos en publicaciones anteriores. Sin embargo, ese no es el único peligro al que nos sometemos al llevar a cabo una dieta restrictiva.
Y es que, los nutrientes de la comida (hidratos de carbono, grasas, proteínas, minerales, vitaminas…) cumple funciones en nuestro cuerpo más allá de establecer un peso. Estos nutrientes hacen posible que nuestro cuerpo funcione correctamente y, por lo tanto, que estemos sanos y fuertes. Así, cuando reducimos la comida a simples calorías y centramos nuestra atención únicamente en el número que muestra una báscula nuestra salud puede empezar a deteriorarse a través de la pérdida de masa muscular.
Como ya he dicho en muchas ocasiones, la masa muscular es un tejido MUY importante en nuestra salud ya que, al fin y al cabo, le da forma a nuestro cuerpo y protege nuestros huesos. Esta masa muscular se forma a partir de las proteínas que consumimos por parte de la dieta. Sin embargo, la proteína no solo se encarga de formar nuestros músculos, sino que cumple con multitud de funciones más (hormonal, enzimática, transporte, estructural, de defensa…) que hacen posible que estemos vivos. Por lo que, si no aportamos las proteínas necesarias por parte de la alimentación para que todas esas funciones puedan ser realizadas con éxito, a nuestro cuerpo no le quedará otra opción que utilizar las proteínas que forman parte de nuestra masa muscular.
Cuando se lleva a cabo una dieta restrictiva en la que no se tiene en cuenta el correcto consumo de energía ni de proteínas, nuestra masa muscular empieza a desintegrarse a pasos agigantados, lo cual se ve reflejado en la báscula. Sin embargo, nuestra apariencia no es como nos gustaría: la barriga sigue estando abultada y los brazos y piernas cada vez más delgados. Esto se debe a que la masa muscular se está perdiendo, pero la grasa corporal sigue ahí,
Al final, llegará un punto en el que, por más que sigues realizando la dieta restrictiva, el peso ya no baja y tú cada vez estás más débil. Esto se debe a que tu masa muscular se encuentra bajo mínimos y tu cuerpo hará todo lo posible para que no se pierda más.
En definitiva, tener una excesiva cantidad de grasa corporal puede llegar a ser perjudicial para nuestra salud, pero tener poca masa muscular puede ser incluso peor. Así, recuerda que SIEMPRE que quieras perder peso lo que verdaderamente tienes que perder es grasa corporal y que, en este caso, no todo vale.
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